Postración

En 1979 se formo un pequeño equipo al mando de Jef Raskin, en Cupertino, California, Raskin quien apenas un año atrás había comenzado a trabajar en el departamento publicaciones de la entonces joven compañía Apple Computer inc., tenía en sus manos y las de su equipo la tarea de desarrollar algo inaudito en aquel entonces, la computadora personal, una maquina económica, potente, fácil de usar, no como las que en aquel momento existían que requerían que el usuario introdujera largas líneas de comandos tediosos para realizar hasta las mas simples acciones sobre unas interfaces insípidas.



Aunque su equipo quizá no era el mejor calificado para realizar la tarea puesta en sus manos, lograron alcanzar un concepto muy por encima de cualquier expectativa que algún usuario de aquel entonces pudiese haber tenido o creído posible. Inspirandose de cierta manera en algunas de las ideas que se estaban desarrollando en los centros de investigación de la Xerox en Palo Alto. Este concepto fue bautizado en honor a la manzana favorita de Raskin, la Mcintosh, más tarde Macintosh o simplemente Mac.



Jef Raskin siguió al mando del proyecto Macintosh hasta el año de 1981 y dejo la compañía definitivamente el año siguiente. Fue así que el hombre encargado de darle inicio a esta revolución tecnológica, de sentar sus raíces y darle una dirección, se quedo fuera de las celebraciones de 1984 cuando la Mac se lanzo al mercado por el precio de $2,495 dólares, relativamente económico en esos tiempos, hoy se puede comprar una Mac Mini por $499 dólares y por ese mismo precio de 1984 ahora se puede comprar una Power Mac G5 dual a 2GHz. Pero más que su precio, lo verdaderamente espectacular de la Mac era su interface, un concepto familiar, sencillo y practico, que simulaba un típico escritorio con folders, archivos, los cuales se podían llevar arrastrando de un lugar a otro gracias a la ayuda de un extraño aparato que ahora conocemos como Mouse .



La noche del sábado 26 de febrero, en San Jose, California, a los 61 años de edad, Jef Raskin murió.

El viento dejo de soplar, una vez más las aceras amanecen con el anticuado cantar de algún gallo, sumergidas debajo las espesas capas de tierra, follaje y basura traídas acá debido a su levedad por las bélicas ráfagas de la típica ira local desde las colonias contiguas entre las garras de las espirales manifestaciones espontáneas por doquier relativas al área del asentamiento donde la avenida de la acera de mi hogar se encuentra apenas iluminada por los tenues rayos del tímido sol de la mañana sucia aguardaba a la escoba y recibirme envuelta por una sofocante humedad consciente de la situación me encuentro obligado a prorrogar una vez más los deberes acordados con la esperanza de una repentina clemencia por parte del clima o mínimamente de mi padre...

Hay días en los que la magia simplemente se siente en el aire, sin saber qué, cuándo, ni dónde, sabes que algo increíble va suceder, algo que cambiara tu vida por siempre. Hoy no es uno de esos días, al menos no para mi, hace mucho que no tengo el placer de toparme uno de esos días, que hasta cierto punto me resultaban maravillosos y los anhelaba constantemente, pero tras tantos años de ver sus resultados, las cosas han venido cambiando, por un lado ya sé que estos días no sólo pueden resultar en experiencias gratas, sino que vienen en diferentes sabores y colores, y por el otro las veces en que si lo son, por lo general suelen ser cosas demasiado buenas para ser ciertas, y terminan siendolo, lo peor es que cuando las pierdes duele como mil demonios sodomitas haciendo de las suyas contigo sin el lujo de lubricación previa, pero yo no sé de eso, pero sé que eso debe doler tanto como cuando pierdes alguna de esas cosas que esos días te dejan, igualmente por la fuerza.

A veces es bueno no tener la suerte de toparte con uno de esos días, sin embargo, supongo que uno no se da cuenta de esto y constantemente se ve entregado a la miseria de las suplicas por un sólo día así. No puedo afirmar que yo he dejado de caer en este error, pero simplemente siento y pienso que como con la mayoría de las demás cosas en este mundo, su llegada a los desastres de mi vida muy poco me importa, pero aún así la esperanza sigue retorciendose en el fondo de la caja de Pandora, negandose a morir y me toca a mi como a ustedes ir cargando con ella hasta el final de mis días, supongo, no sé, yo no sé nada.



Los años cada vez me van dejando más viejo, los muy putos, pero no hay nada que pueda hacer o mandarles hacer, si se tratara de cualquier otro típico idiota de los que me topo día a día, hasta durante esos días mágicos inclusive salen a relucir los cabrones, bastaría con salir a la calle y buscarme a un par de esos supuestos amigos de los que uno se va haciendo en un lugar como este y mezclandose con el tipo de gente con la que me relaciono debido a ciertos malos hábitos que he venido adoptando como míos, ustedes seguro conocerán el tipo y sabrán que sólo basta con decirles, “Vengan vamos a darle en la madre a alguien”, para que se muestren como niños en su cumpleaños, pero lamentablemente los años no son algo que te puedas quitar de encima con una buena putiza.



Los años simplemente son los que te la ponen a ti. No hay nada que puedas hacer. Dulces sueños cariño, no dejes de pensar en mi mientras los años te flagelan.

Hay días en los que la fuerza simplemente parece escapar de nosotros, dejandonos abandonados sin rumbo, ni destino, en estos las cosas que muy pocas veces llegan siquiera a tener sentido lo pierden del todo, y que es lo que en el caparazón espera, nada sólo silencio. Este y todos los anteriores parecen ser de esos días, carentes de fuego, bañados en la miseria de la rutina del dolor perpetuo. Nada, ni siquiera los perros y su insoportable ladrar me acompaña en este momento de tan ambigua soledad, una que no se de donde ha salido ni cuando se detendrá. Porqué son las cosas y los días así, no lo sé, no lo sé, ni siquiera sé porque continuo yo aquí. No tiene sentido mantenerme en este o cualquier otro lugar. Las voces que invaden mi cabeza son las del pasado, traen consigo un amargo tormento que no deja de sangrar.




La perdida de la inocencia, no significa nada para mi. Pues sigo siendo un inocente pobre imbécil. Nada puede liberar la furia suficiente para alejar este dolor, para sacarme de este cuerpo cansado y vacío, no tiene sentido seguir. Nada tiene sentido. No para mi.




Las noches son más frías de lo que jamás fueron, el frío penetra mis huesos, gastados por el polvo y la lumbre de las falsas salidas de mi vida. No puede seguir esto así, no puede esto ser verdad. No puede ser cierto que mi único consuelo sea la muerte. Una muerte asolas como la de un anciano que desaparece en el abandono de los suyos. Maldita amargura que plaga el existir en este vacío. Maldita soledad, maldita felicidad, maldita tristeza que se hace de mis venas. Me niego a seguir en la penumbra de mi ser, me aniquila la verdad de las cosas de los hombres y la desesperanza.




Un poco más de dolor para quien no tolera otro gramo de el. Los dientes hechos pedazos y las fronteras entre los cuerpos y el vacío se pierden en el horizonte del jamás.




Una pequeña dosis de mierda que agrieta mis labios y los añicos de mi latir tenue que apenas logro percibir esta noche encima del estruendo de las cosas que no existen y nunca existieron. La amargura de mi boca me recuerda el sufrir de esta noche y las demás que antes me arrastraron por las calles de la vergüenza y desolación que son mi día a día. Estoy cansado de esperar el final, lo quisiera apresurar y por fin terminar de morir, pues, desde el día en que muriendo nací no he dejado de morir. Mi sangre una vez oscura por el el hierro que en ella había, ahora es clara, casi transparente, sin espesura, sólo lleva suciedad y nada más, un sucio animal más, un vicioso engendro de la apatía y la desvergüenza de la vida, una bestia sarnosa que no existe sin aflicción, siento el valor de la furia pero lo carezco, me pierdo en la miseria de mi tristeza y nada más, nunca jamás seré más que una cosa que deambulante en las afueras del paraíso infernal en el que nos encontramos abandonados y perdidos en el desamor llevara por siempre el olor del fracaso. Ninguna palabra contiene la fe necesaria para salvar hoy mi alma, ningún sueño lleva suficiente dulzura para matar mi amargura, nada es igual, nada es, nada soy, nada seré. Nunca más.

"People are going to bring them home to work on something Sunday morning, they're not going to be able to get their kids away from them, and maybe someday they may even buy a second one to use at home,"

- Jobs said, the day he introduced the simple beige box back in 1984.

A través de la historia algunos números se han ganado una cierta reputación para si mismos, el siete de la suerte, el trece de la mala suerte y por supuesto quien puede olvidar el número de la bestia. Esto mismo le sucedió al 1984. Aunque aun no ha logrado la fama de los ejemplos anteriores, este número lleva consigo una enorme carga para muchísimas personas. Mientras que se puede decir que de su “contra parte” o complemento, al contrario ha ganado bastante atención, la mayoría de los habitantes del mundo tienen una aunque sea mínima noción de lo que es, Big Brother, pero, no todos conocen su origen o su relación con el número 1984. Tanto el 1984 como el misterioso personaje del Gran Hermano, han obtenido significados propios, así como una enorme profundidad con su impacto dentro de distintos ámbitos de la cultura.

Los Dead Kennedy’s durante los ochenta hicieron uso de ambos conceptos, Big Brother y 1984, principalmente en una de sus canciones más conocidas, California uber alles o su casi equivalente, We have a bigger problem now, en ellas se anuncia la llegada del año 1984, seguida por el arribo de agentes de la policía secreta a la puerta principal de tu casa.





En el año de 1984, mientras que algunos sentían un gran alivio, al ver y sentir que se habían librado de las garras de aquel futuro, otros tantos estaban convencidos de estarlo viviendo. Pero la gran mayoría, no tenia ni la menor idea de la importancia de ese año, simplemente continuaron con sus vidas a lo largo de esos 365 días como si nada. Yo, yo ni siquiera tenia la menor idea de quien diablos había sido George Orwell, en aquel entonces apenas tenia unos años de edad.

Durante el medio tiempo del Super Bowl, salió al aire un comercial de 45 segundos de duración dirigido por Ridley Scott quien dos años antes dirigió Blade Runner. En el mostraba una interpretación de la sociedad de 1984 según la novela de Orwell. Sin lugar a dudas este fue un proyecto sumamente ambicioso, pero igual lo era el producto que anunciaba:

On January 24th,

Apple Computer will introduce

Macintosh.

And you will see why 1984

won't be like "1984."

“The half-time of the 1984 Super Bowl featured a 45 second ad that would be declared in 1995 the best ad of the last 50 years5. The commercial, directed by Ridley Scott (Alien, 1979, and Blade Runner, 1982) for the Apple Corporation, announced the imminent arrival of the Macintosh computer. The ad cost $1.6 million to produce, and Apple Corporation paid $500,000 for the one-minute time slot in which it ran. It ran only once”.

- Sarah R. Stein





Para ver el comercial:

13Mb

5Mb





La Macintosh. Después de más de veinte años, sigue estando a la vanguardia y no sólo en el mundo de las computadoras, sino que ahora, en estos tiempos en que todos parecemos preferir la vida en linea que la vida misma, las Macintosh ya no son sólo maquinas o la cosa esa arrumbada en el estudio llenadose de polvo, las cosas han cambiado, y las Mac han dejado de ser meros objetos preciados de unos pocos, las Mac son un estilo de vida. Se escucha mamón, pero es cierto, sino fuera así, no venderían calcetines iPod. O, si?





Curiosamente, anoche en mi clase de comunicación gráfica, el profesor menciono algo acerca de un desacuerdo entre los diseñadores acerca de si las Mac son mejores que las PC’s en ese campo, a mi esto me tomo por sorpresa, según yo eso era más que obvio y siempre lo había sido, pero ya que este no era uno de esos típicos profesores de cuarta usuarios de PC, decidí escuchar lo que tenía que decir. El tomo una posición neutral al respecto, ya que según él eso no importaba, pues a final de cuentas este semestre en su clase usaremos Mac.

Luego, menciono algo con lo que yo estoy en acuerdo, dijo que así como los usuarios de Mac defendían su supremacía sobre las PC hasta la muerte y sin importarle nada, ningún argumento podría hacer a uno de ellos cambiar su opinión acerca de su Mac, esto es bastante cierto basta con darse una vuelta por casi cualquier foro de usuarios Mac para darse cuenta de esto, no sé si se debe a que cada uno de ellos esta consciente de que es parte de una minoría y de que hay que defenderse y mantenerse unidos frente al acoso de la masa, esto es parte de lo que mencionaba antes, una vez que te sientas frente a tu Mac sabes que jamás regresaras voluntariamente a esa vieja PC, y sabes muy bien que tendrás que escuchar un sin fin de comentarios estúpidos de tus estúpidos amigos y batallar de vez en cuando a causa de la incompatibilidad con algún formato o programa, tu vida cambia de la noche a la mañana, porque la Mac no es una caja es un estilo de vida y nadie que use otra cosa jamás sabrá lo que es esto y porque vale la pena hacerlo.





Existen personas que hasta escriben canciones como I love my Mac, mientras que dudo bastante que un día alguien escriba una que se llame I love my PC o I love Windows, sin que esta sea una burla o el resultado del consumo de alguna extraña combinación de alucinógenos, años de maltrato, intoxicación crónica a base de Resistol 5000, y sabrá Dios que más cosas.





Pero aunque parezca increíble, insólitamente también hay usuarios de PC que harían lo mismo. Las PC’s carecen completamente de una identidad propia, quizá hasta de estilo, pero supongo que también tienen sus pros y no sólo sus numerosos contras. Pero, la verdad a mi eso no me importa un carajo, yo estoy feliz con mi Mac.

Era un viernes o sábado, sinceramente, no lo recuerdo, pero eso no importa. Era de noche, afuera llovía, adentro sólo goteaba el techo, el frío se metía desesperadamente en busca del calor de aquel interior. Aquel era frío de desierto y viajaba sobre los hombros de las agresivas corrientes de aire que lo habitan y violentamente sin cesar golpean los muros y ventanas de aquel viejo bar de carretera entre La Paz y Los Cabos, Baja California Sur. El bar estaba vacío y parecía ser mío y de nadie más, con todos sus mozos a mi disposición, había música en la rockola, pero en ningún momento irrumpió en mis oídos. Yo solamente estaba sentado sobre mi taburete frente a la barra tomando un martini tras otro, mientras escribía en mi cuaderno de notas algo que no recuerdo. Pero, eso no importa.



Las razones por las que estaba ahí, ahora ni siquiera las recuerdo, pero eso no importa, no tienen ninguna relevancia, no hay nada que en este mundo la pueda tener. La única razón por la que hago este esfuerzo por plasmar sobre el papel algo sobre esa noche que igualmente no importa, es Clarissa. Clarissa, es la razón ausente de razón.



Ella.




Clarissa entro por aquella vieja y rechinante puerta, que inmediatamente anuncio su presencia, tornando a ella en el centro de atención de todos los presentes en aquel viejo bar de carretera. Deslumbro a todos con su belleza y la belleza de la sangre que lentamente recorría la delicadez de su cuerpo, brotando en espesos chorros de continuidad. Las heridas no parecían ser muy graves, ni presentaban una clara idea de cual había sido su causa, pero el rastro dejado anunciaba un antaño del flujo haciendo el recorrido hacia el exterior de su cuerpo a través ves de ellas.



Después de quedarse inmóvil durante unos eternos segundos en el umbral, Clarissa se acerco a la barra y ordeno un whisky sin titubeo alguno.



Estiro el brazo sin dudarlo y llevo el trago envuelto en convicción a su boca hasta topar el fondo. Lo tomo puro. Ella no se andaba con chingaderas, así es, nada de esas fregaderas de diluirlo en soda o con hielo, si, así es, ella no se andaba con chingaderas, lo tomaba puro. Así como salía de la botella ella tomaba el agua de la vida, sin hacerle mueca alguna, simplemente lo tomo y pidió otro. Después giro la cabeza en mi dirección, me miro fijamente a los ojos, en los suyos había un fuego intenso que me dejo en cenizas, y me pregunto, “¿Tú qué me ves imbécil?”.



Yo solamente con la cola entre las patas le quite los ojos de encima, aleje mi mirada hacia las hojas de mi cuadernillo, donde encontré algunas letras borrosas que no valían nada, diciendo, “disculpe usted, señorita”.



Escuche a Clarissa empinar su trago y posar el vaso vacío sobre la barra con la firmeza suficiente para resonar en todo el bar. Después, ella se acerco a donde estaba sentado yo, giro mi taburete con fuerza, y una vez que me tuvo cara a cara simplemente estiró su mano, con ella sujeto y me aplasto los huevos. Fuera de una especie de grito sofocado que deje escapar, no pude hacer nada más que mantenerme hechizado por el modo encantador en que la sangre que seguía brotando de sus heridas hacia juego con el rojo de su vestido rasgado. Y ella aun sujetandome dijo, -“Vete a la verga, amigo!”- Me mantuve quieto, no pude mover ni un solo músculo, la fuerza y la furia en sus ojos me prevenían de que hacerlo sería un error fatal. No me soltó hasta el momento en que giro para irse al baño de mujeres, dejandome unas cuantas gota de sangre sobre mi pantalón que aun después de tanto tiempo no se han podido desprender.



Después de recuperar mi aliento inmediatamente tuve que darle un trago a mi martini. Creo que ningún otro trago, de ningún otro maritini que e jamás se encontrara con mi sed insaciable, ningún otro me ha quitado tanta presión de encima. Uno de los meseros se acerco, inclinandose hacia mi, no recuerdo su nombre, pero sinceramente, eso no importa, y él me comento, -“Vaya!, que mujer!, amigo”-.



Si, vaya que mujer era aquella en al interior del baño de mujeres de aquel bar, aquel solitario bar, aquel viejo bar de carretera. Paso algún tiempo y finalmente la lluvia decidió cesar, aunque el techo continuo goteandose en un extraño y cambiante ritmo, afuera el viento soplaba con menor fuerza , dejando muchas veces al frío a la mitad del camino. Pero Clarissa siguió tras la puerta del baño de mujeres durante todo ese tiempo. Aunque, muy conscientes estábamos del tipo de consecuencias que podían caer sobre aquel que molestara a Clarissa, esto no fue suficiente para calmar el ansia provocada por desconocer lo que sucedía en el interior de aquel baño de mujeres de aquel viejo bar de carretera.

Aquella fue la primera vez que vi un arco iris de noche.



Clarissa había tomado del suelo de aquel baño, uno de los trozos de vidrio del espejo que ella misma estrello, después deslizo su filo de un extremo al otro de su cuello y de ambas muñecas, dejando sobre la superficie del espejo que había dejado intacto, escrito con su sangre: “Mi nombre es clarissa...”, al desplomarse hacia los brazos de la muerte, la palma de su mano derecha se llevo con ella el final del mensaje dejando una mancha corrida y un secreto en su lugar.



Esa fue la ultima ocasión en que pare un pie dentro o cerca de aquel viejo bar de carretera del cual no recuerdo el nombre. Sin embargo, lo que recordare por siempre, es que ella llevaba puesto un radiante vestido rojo que hacia juego con el color de su sangre. Jamás he regresado, ni regresare a aquel viejo, solitario, miserable y maldito bar de carretera, pues, me da miedo pensar que de hacerlo la encontraría una vez más y ella me volvería aplastar los huevos.

No queda más que chivar y girar sobre la catrera de mi cotorro, no hay más chamuyo, ya nadie me va engrupir, pues, aquí por otario me voy a encarnar. Malevo budín me dejo rayado a planchar. Metejon pa afanar mi corazón, gil gavión tenias que patinar como un pibe, dónde quedo el guapo. Esa grela rana que te hace rechiflar, después de amurar fue a encurdelarse y por berretin se llevo el ultimo pucho antes de rajar al queco en su voiture.



Solo sin poder apoliyar, la zabeca se atasca de ese malandra paquete, que no dudo en amurar y rajar con el ultimo pucho que ni siquiera goza o siquiera enciende. Su amor resulto macana. Después de las risas y los besos, ahora estoy solo sin morlacos y sin amor. Los amigos ya no vienen ni siquiera a visitarme nadie quiere consolarme en mi aflicción. Sólo el gotan me acompaña en mi dolor. Sufriendo al unison compartimos el mismo lamento, y escucho la dulzura del dolor...