Postración

Another blog about nothing and everything all at once..

viernes, diciembre 24, 2004

 

Sueño eterno


Perdido en algún lugar entre la lucidez del amanecer y la penumbra de la noche, siento su cuerpo tumbado junto al mío, a través de vibraciones su respiración recorre el ancho del colchón, mientras sus lagrimas de hace unas horas se secan sobre las sabanas. El televisor sigue encendido, iluminando parte de la habitación con el continuo ballet de imágenes que proyecta al azar, bañando de colores las oscuras paredes que sin ellas se pintarían de negro. El volumen esta apagado y sólo se escucha el rítmico inhalar y exhalar de su respiración.



Es en estos momentos cuando una vez más, con la amargura en la boca y el estomago hecho trizas, recuerdo que las conversaciones se pierden con el humo de los cigarrillos, y al final de ese interminable cortejo entre palabras y silencios, las horas y sus minutos, durante las cuales estas transcurrieron sólo quedan pequeños rastros de lo que fueron, así como el aroma del tabaco sobre la ropa y entre los dedos amarillentos por la nicotina de quienes las sostuvieron. Nuestras palabras terminan destiladas y con el transcurso del tiempo la memoria y el corazón se evaporan.



En ocasiones resulta triste ver como se desvanece toda esa pasión que llegamos a invertir en lograr unas cuantas frases elocuentes o que al menos parezcan coherentes, y en la intensa elección de las palabras que juntas en la unión de una oración semejen a la perfección.



Con las manos bañadas en sudor después de haber dejado todo eso atrás, sólo podemos ver las manchas de humedad sobre la camisa y darnos cuenta de que no era necesario haber llegado al borde de la migraña solamente para decir pocas cosas que poco importan y nada valen, no tiene sentido cuando quizás una o dos palabras nada más habrían bastado, y así son las cosas, aún durante aquellas situaciones cuando la mala racha se ha prolongado tanto que parece ser la vida misma y sobre todo cuando se trata de mujeres.



Pero no tiene ni el más mínimo sentido lamentarse por lo inevitable de esta vida, las conversaciones se pierden con el humo de los cigarrillos, quizá algún día nos percatemos de ello y dejemos de hacerlo. Sin embargo, hasta que ese iluminante día llegue, muchos seguiremos siendo esclavos de este terrible sentimiento de perdida. Al terminar la conversación todo pierde su significado.




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