Postración

Some days already passed and I haven’t heard a word from her, I’ll just pump up the drug levels and see what happens at the end of this unhappy fairy tale, I’ve been spending some time with old buddies from back in the old the strange days. Nothing much has changed in that world it’s like Jethro Tull’s Aqualung, like I’ve always said don’t ask me I just come up with them as they come along for the ride. Finding a replacement for the love of your life is something you must never set as your goal, you’ll never find anybody, but if you look for, like I wrote in the blackboard back in high school once, “Who’s gonna be the stupid bitch who’ll marry me?”, it makes the whole thing much easier, I bet it does, this way you’re not looking for something so unexisting as the woman of your dreams, or the perfect woman, you’re just looking for that stupid bitch who’ll end up marrying you, and there’s got to be like a million of those just look at divorce rates these days.



Well maybe I’m just an asshole and everything, but who knows, I might be right for the first time in my life, who knows it might even turn out to be like Pink Floyd’s Young Lust instead, God knows I really need a dirty woman. Twenty-four years old and I already see myself as a dirty old man, how bad is that, I don’t know, but it can’t be good, can it?



Restless hungers and anxiety make things to easy to bare I just keep my mind on those two and a thought of her never even shows up, I’m trying block everything but It’s just to hard for me to do, you see when I said that I loved her I really meant it, no matter how many times she doubted it I wasn’t lying. She was always on my mind I couldn’t help it if that made it tiresome at times , I’m mad I know but I simply don’t care about it I care about myself and getting laid against the sheets with her again. Why can’t I just go to hell now and avoid this waiting line.



Days of lingering go by and I just can’t see to let go of it all, baby why don’t you come back?

La pasada navidad me regalaron dos juegos de mesa, me fascinan, un Scrabble y un Othello. El primero lo solía tener prestado hasta hace algún tiempo cuando finalmente regreso a ser parte de la colección de su dueño, pero el segundo no lo conocía, y hasta ahora nadie de mis conocidos que lo han visto en el centro de mi habitación listo para la siguiente partida, con una excepción, siquiera lo habían visto antes en su vida, sin embargo hoy hay más de uno que se muere por iniciar otra partida, mientras que mi Scrabble lamentablemente sigue cerrado.



En un principio me recordó a un viejo juego japonés del que en las páginas de mi colección de revistas japonesas vienen numerosos ejemplos y jugadas, jamás entendí el juego, pero igual me sucede con la mayor parte del contenido, no sé nada de su lenguaje y sólo las tengo básicamente porque me encantan los anuncios publicitarios que contienen y en general el estilo gráfico que manejan allá, así como la mezcla de contenidos y las cosas relacionadas con tecnologías desconocidas en su mayor parte acá en occidente. Esto tiene sentido, pues Goro Hasegawa quien lo invento en 1971, era todo un entusiasta de los juegos japoneses, y él se inspiro en el clásico juego de mesa Reversi y en el antiguo juego de estrategia japonés Go y lo nombro Othello en honor a la obra de Shakespeare.



A primera vista es un juego un muy sencillo y de poca profundidad, la misma caja en que viene anuncia que no toma más de un minuto aprender a jugarlo, y esto hasta cierto punto es bastante cierto, pero seguro que la segunda parte de la frase también lo es, “a life time to master…” Inicialmente uno se puede preguntar, quien va querer invertir una vida entera a un juego que nadie conoce, pero la verdad es que los hay y muchos.

Desde abril de 1971 se han venido organizando torneos por las varias asociaciones nacionales e internacionales de jugadores de Othello. En 1971 fue el primer campeonato mundial. Durante el tercero de estos torneos cuya sede fue en Roma, se tuvo una audiencia especial con el Papa que es un gran amante del juego, pues, según él produce una enorme cantidad de estimulo mental y relajamiento. Esto ultimo hasta ahora me parece bastante cierto y quienes se han aventurado a participar en una partida y terminado siendo adictos al Othello entre otras cosas, parecen opinar lo mismo.



Toma poco creer que es uno de los juegos más vendidos a nivel internacional, aproximadamente unas 30 millones de unidades en todo el mundo. Igual de fácil resulta el creer que puedan existir tantas asociaciones de jugadores de Othello nacionales e internacionales, lo que cuesta trabajo creer es que nunca antes habías escuchado o visto el juego. Sino lo conoces, en internet sobran versiones electrónicas que puedes descargar para jugar solo o contra otra persona, pero si antes de descargar quieres probarlo hay una buena versión en el sitio oficial de Othello de Mattel.

Estos días paso cada vez más tiempo pegado a mi maquina y no me parece que esto sea malo, al menos no completamente, pero hoy me ha dejado pensando en algo que hace tiempo que no pasaba por mi mente. Ya no puedo imaginar a alguien escribiendo en algo aparte de una computadora, aunque los legal pads amarillos no han visto lo ultimo de mi, pues sigo recurriendo a ellos, ya no puedo verme escribiendo cualquier cosa sino es en mi maquina, ni siquiera otra estúpida tarea más para la escuela o lo que sea. Y me pregunto qué tanto afectara esto a la manera en que escribo.



Mi mejor amigo en el mundo, en ocasiones me comentaba que él no escribía igual cuando se tomaba unos martinis del Ortegas que cuando tomaba cualquier otra cosa, ya fuera el tan frecuente ron con coca-cola de aquellos días o las eventuales cervezas que lo ponían curiosamente violento en un principio.



Aunque borrachos, son muchos los recuerdos que guardo de aquellos días en que nos frecuentábamos tanto y recorríamos las calles de Tijuana hasta la mañana de los días siguientes de cuyas noches las pasaríamos muy probablemente de la misma manera, no importa si fuera robando las botellas de vino de una entrega de premios en el palacio municipal, en la Plaza Fiesta de antes, cuando el Ranas Bar aún existía, o en el Turístico o la Ballena con la música norteña a todo volumen y una que otra puta de más de cuarenta años de experiencia, después de algunos martinis en un restaurante que para entonces sólo se le podría llamar semi-fresa en Playas de Rosarito.



Pero la verdad es que me cuesta mucho recordar tiempos durante los que él y su hermana no estuvieran presentes en mi vida, que sin ellos probablemente sería muy diferente y yo no tendría muchos de mis recuerdos más preciados, claro que no todos, algunos de los más recientes se los debo a mi novia. Pero sé muy bien que les debo mucho a ellos y que jamás los olvidare, sería como olvidar una vida entera.



Recorríamos la ciudad entera desde la cinco y diez que en ocasiones llego a parecer el centro del universo, el lugar desde el cual se podía llegar a cualquier destino que uno pudiera nombrar, sino era en taxi o en camión quizá en calafia, que sería un intermedio entre los dos anteriores y la otra opción que sería caminar, hasta los congales más bajos de la calle segunda y Coahuila donde los gringos que van llegando a pie desde San Ysidro en busca de un poco de diversión, se mezclaban con los mariachis asaltantes y las putas de cincuenta pesos. Aunque esto cambio más adelante cuando el carro de alguna de nuestras madres se convirtió en la primera opción, y vaya que siempre fue la mejor y más cómoda.



Pero, hoy esos días no son más que el pasado, el cual solamente se puede vivir a través de los recuerdos almacenados en nuestras mentes. Los años pasan y nadie ha ocupado el lugar que ellos ocupan en mi, al igual que Gordon Lachance, yo sé que amigos como ellos sólo se tienen una vez en la vida si se tiene suerte, y por alguna razón yo la tuve y estoy agradecido por ello.



Me pregunto si esta maquina de la cual dependo tanto podrá ser como aquellos martinis del Ortegas. La maquina y yo. Qué tanto influimos el uno en el otro, es por mi que lo que hay en ella es así, si fuera de alguien mas otra faz ella tendría, pero no es así, cuanto de lo que hay en mi la maquina lo ha puesto ahí, no lo sé, pero estoy seguro que esta relación simbiótica no ha sido unidireccional, así como esta ciudad en la que vivo hoy influye en mi, así como la ciudad en que viven ahora ellos les hace lo mismo. Y ahora sentado aquí frente a mi tan preciada maquina, no puedo evitar el preguntarme si los domingos se viven igual allá que en Tijuana o aquí en el infierno… bueno en uno de tantos.