Another blog about nothing and everything all at once..
Aquella noche tuve el placer de conocer a una princesa y perderme entre las líneas de su conversación, sus relatos, sus secretos y confesiones. La fortuna finalmente me sonrió dejándome entrar plenamente en la intimidad de su alma, le agradezco a la fuerza del destino haberme entrañado en su camino.
Dulce princesa, qué mujer llevas dentro de ti, acaso es aquella soñada para mi. Podría ser tan grande mi fortuna y la bondad de las divinidades que cruzaron nuestros días. No lo sé, pero desearía más que nada que así fuera, pues he visto que eres bella, he visto que eres hermosa y siento el calor de su ser tras el antifaz que te empeñas en llevar puesto. Pues ella es mi pequeña traviesa y los juegos le encantan tanto como a mi sus labios y la ternura de su rostro con esas mejillas que no puedo evitar desear tener entre mis dientes. Pero la verdad, es que eso jamás me bastaría, ni saciaría mi sed, pues no es sólo eso lo que de ella quiero, sino la totalidad de su ser, todo, todo es lo que de ella requiero para satisfacer mis ansias, pero eso mismo le entregaría de mi con los ojos vendados.
Pero ahora ella no esta y no queda más que una eterna amarga espera bañada por el deseo intoxicante que con insuperable furia arrasa con mi ser. Y no logro hacer más que cuestionarme acerca de qué no sería capaz de dar por el placer de perderme en sus encantos cada noche y cada día que me ofrezca la bondad del porvenir, pues he otorgado mi ciega fe al sueño que a su lado el mismo infierno sería el paraíso.
Nada quiero, si nada eres tú. Lo quiero todo, si todo lo eres tú.